jueves, 14 de julio de 2011

6
“Almas en pena.”


La semana entrante, fue verdaderamente aburrida. Necesitaban mucho a Lucy (aunque ninguno lo admitiera) y ahora que no estaba, se daban cuenta de cuánto la querían. Lu nunca resaltaba del montón, era tan solo una más. Sin embargo, su presencia era necesaria.
Rooney pensaba en ella a menudo en las clases, en especial las largas. Recordaba en todo lo que habían pasado y a la vez, trazaba garabatos que deletreaban el nombre “Lucy” en su hoja…
El viernes, Trace llegó a su casa exhausto. Aunque se mostrara alegre con su familia, la verdad es que por dentro estaba muy triste. A pesar de que jugara con su hermanita, que ayudara a su madre, riera y hablara del país con su padre, era la cara de Lucy lo que ocupaba su cabeza desde que la rubia se había ido.
Esa tarde, sonó el timbre y el chico bajo a atender. Estaba descalzo, cómodamente instalado en la planta alta, en su cuarto. Tocaba la guitarra. Ninguna canción, tan sólo rasguidos que improvisaba al momento…
__Firme aquí… y aquí __Le indicaba el muchacho de las cartas. Ese que venía en bici y con un ridículo uniforme. Aunque los perros no le mordían el trasero como en las caricaturas, claro. Eso era algo a favor.
Trace cerró la puerta con llave, y observó las cartas que tenía en la otra mano. Facturas, facturas, facturas, facturas… ¿Y es que no se cansan de quitarnos plata?... Facturas, facturas, facturas. Por un momento se preguntó si en su casa había una central energética o algo así, porque no terminaba de pasar las cuentas de la luz.
Hasta que vio una correspondencia muy particular. Una que le paró el corazón. Una que luego de pararle el corazón, lo llenó de alegría. Una que hizo que en un ataque de euforia, tirara todas las facturas al suelo, y corriera a su cuarto con solo una carta. Una ordinaria, de papel común. Pero que sin embargo era especialísima para Trace.
El sobre estaba escrito con una imprenta minúscula rosada, con algunos corazones. Tal como lo hacía Lucy.
Se recostó sobre la cama, y empezó a observar el sobre, a olerlo, por si tenía su perfume. Al fin, lo rompió, y desplegó una hoja rayada escrita en una letra parecida a la del sobre, que decía;



África, Viernes 10 de enero
Trace:
¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¡Cómo están mis amigoooooooooos?!!!!!!!!!!!!!! Los extraño mucho, mucho, muchísimo. Especialmente a ti. Te pido que les enseñes esta carta a los chicos, así se enteran acerca de todo lo que les quiero contar.
¿Por dónde quieres que empiece? Llegué, el viaje fue largo, en avión (primera clase: ya sé, ni lo menciones, pero creo que mi padre no se equivocó esta vez; no me imagino a Claudia viajando en turística) y trastornado, sobre todo. Primero, porque ahora el gobierno africano tiene un riguroso control acerca de los animales que los pasajeros suben a bordo. Quieren evitar el tráfico ilegal de periquitos. Te preguntarás qué demonios tienen que ver los periquitos con esto: mucho. Resulta que a Claudia, la sometieron a este control ya que ella vive con la cómoda idea de llevar a su perrito a todas-partes-sin-excepción (mis condolencias: pobre animal). La cosa fue que no permitieron a Claudia llevar al cachorro. Te imaginas lo que pasó: la bruja armó un escándalo. Fue hasta la atención, habló con el gerente y discutió a gritos con este. Papá y yo, mientras tanto, tirados, esperando que se termine la pesadilla. Pero Paris, en un ataque de locura, y en un movimiento casi instantáneo, agarró al perro y salió corriendo. Papá y yo, fuimos detrás de ella. En esos momentos, juro que pensé “Bien, está loca de remate”. Te lo imaginas; Claudia, papá y yo corriendo como psicópatas, con media guardia nacional detrás. Al final, nos alcanzaron, y a duras penas, con llanto y súplicas incluidas, papá convenció a Claudia y esta prometió dejar al cachorro bajo la promesa de que en Egipto le compraría otro canino. Aceptamos y partimos.
El hotel es... de acuerdo, pensarás que estoy loca, pero para serte sincera no me gusta mucho. Es cinco estrellas, con eso te dije todo. Millones de ostentosas familias bajan y suben de sus autos caros. Papá me repite siempre que me tengo que adaptar a la alta sociedad, porque nací perteneciendo a está y moriré ahí. (Qué alentador). Pero admito que el hotel tiene algo lindo: mi suite tiene una vista hermosa desde la cual se puede contemplar toda la ciudad de El Cairo. Le eché un vistazo a la suite presidencial de papá y Claudia, y la vista es el triple. Pero bueno, yo me conformo con mi ventana.
Ayer fuimos al centro comercial (ya te imaginas de quién fue la idea) y Cruela al fin pudo comprar su tan ansiando perro. El animal es desagradable: es una raza egipcia que parece más una rata gigante. O un puercoespín obeso. Es una bola de pelos, para serte sincera. Pero bueno, pasemos a la parte productiva del día: fuimos al Saqqara, Abu Rawass, Dashur y la Gran Esfinge. Almorzamos en Mc Donalds una comida improvisada. Me hubiera gustado ir a las pirámides, pero papá me prometió ir mañana. No puedo contener la ansiedad que tengo por visitar los tesoros de Tutankamón.
Si tan solo estuvieras conmigo… la pasaríamos tan bien. Estoy observando tu foto ahora mismo, mientras escribo esta carta. Tengo ganas de abrazarte y decirte cuanto te quiero. Es que te extraño verdaderamente. Te amo enserio, Trace. (Si quieres, no leas este párrafo a los chicos)
En fin, eso es todo. Los extraño mucho a todos. Espero que me respondan. Cuando reparen el teléfono del hotel (otra historia por contarles) los voy a llamar todos los días.
Xoxo
Lucy.
Trace no lo podía creer. Leía una y otra vez la carta. No esperó más. Se sentó sobre su escritorio y empezó a escribir la contestación.
● ● ● ●
¡Ring, Ring….
¡Riiiiiiiiiiiiing, Riiiiiiiiiiiiing!
Lucy se levantó de la cama, y gesticuló un “Sí?” de zombi. El tono del teléfono la había despertado. Era de conserjería. Le avisaban (en algún idioma raro) que ya eran las ocho, y se debía levantar. Su padre les habría dicho que levanten a todos a esa hora, de seguro.
Bostezó, y se calzó sus pantuflas. Abrió la cortina y pudo contemplar la ciudad nuevamente. Amaba hacer eso. Se miró al espejo del tocador, y tomando el cepillo, se empezó a peinar. Se vistió y salió de su cuarto. Llamó el ascensor.
Abajo se hallaba su padre, leyendo el diario. Lucy se preguntó que habría de entender su padre, si estaba todo escrito en hebreo. Claudia se hallaba a su lado, hablando por celular. Se sentó al lado de esta.
__Buenos días padre.
__¿Lucille, como dormiste?
__Muy bien
Lucy agarró la cartilla del comedor, y todas eran comidas egipcias. Para cualquiera que lo hubiera leído, sería comida rara, de esas que hay en las fiestas. Pero Lucy ya había probado todas: las francesas, chinas e indias. Su padre la llevaba desde pequeña a reuniones de alta alcurnia o a conferencias. Al final pidió un café.
__Asique… ¿Qué haremos hoy? __Preguntó Lucy mirando con ansias a su padre.
__A la mañana, nada __Le dijo__ Tenemos que pasar a buscar la camioneta que ya la trajeron en el otro jet privado….
Lucy apoyó la cabeza en su mano. Aburrido… Hasta que cayó de la palmera.
__¿Cómo te avisaron que tenías que buscar el auto?
__Por teléfono…
__¿Del hotel?
__Sí…
__¿No era que no andaba…?
__Sí, pero lo repararon ayer __Dijo su padre sin darle mucha importancia al tema__ En fin, esta mañana Claudia y yo iremos a buscar el bendito auto. Procura ser buena y no salgas del hotel.
__Sí papá…
__Quédate en tu cuarto…
__Sí papá… __Lucy resopló. Ahí venían las interminables indicaciones, recomendaciones, prohibiciones… en fin, le decían una infinita lista de cosas que no podía hacer.
Luego de un rato, su padre se cambió y partió con Claudia. Lucy corrió abajo y pidió para hablar por teléfono. Lo primero que se le ocurrió fue llamar a Rooney. Marcó el número.
__ ¿Hola?
__ ¿Ron?
__¿Quién es?...
__¡Soy yo, Lucy!
Rooney no podía creer que, de verdad, era su amiga la que le estaba hablando precisamente en ese momento, desde la otra punta del mundo. La extrañaba muchísimo, y la verdad, agradecía que la hubiera llamado.
__¡Lucy! ¿Cómo estás..?
__Muy bien… ¿Y ustedes?
__Bien… Trace nos mostró la carta Lu, ya sabemos todo pero…
__Qué bien…
__Pero hay algo que tengo que contarte…
__Hay, sabes, es muy bueno que estén todos bien…
__Lu, tengo algo que contarte…
__Porque estaba tan preocupada por ustedes…
__¡Lu!
__¿¡Qué pasa!?
__No me escuchas __Rooney resopló__ Hay algo sumamente importante que… tengo que contarte.
__Bien, no era para que gritaras así __Lucy miró a ambos lados para asegurarse de que realmente no había alguien cerca. Nadie__ Muy bien, ¿Qué pasa?
__Que… ya sabemos lo que le pasó a Rosi…
__¿Enserio?...
__Lu, no me interrumpas más. Sí, ya sabemos. Lo que pasó fue que… cuesta decirlo pero…
__ ¿Qué le pasó?
__Bueno. Está viviendo en otro país.
__¿¡Qué?!
__Sí, te contaré la historia. Fuimos hasta la administración del colegio para preguntar por ella y no nos quisieron decir nada. Decidimos preguntarle cara a cara al director, y nos contó la verdad. Se mudó con su padre __Rooney sabía que ya no tenía caso que le dijera a Lucy que no interrumpa más__ Fue por comercio ilegal de…
__ ¿De periquitos?
__ ¿Qué?
__No nada _Rió Lucy__ Algo que me pasó.
__Bueno, le preguntamos por qué su familia se mudaría… y nos contestó que eran temas confidenciales. Pero sabes, en todo el colegio se comenta que la expulsaron. Ya sabes, porque sus padres tenían antecedentes de tráfico ilegal de drogas, y tenían miedo de que ella hiciera entrar drogas al colegio __Dijo todo rápido Rooney.
__¿¡Qué!? ¿¡¡¡¡¡¡Rosi!!!!? ¿Estás segura?
__Segurísima.
Lucy de pronto miró la hora. Ya era muy tarde, su padre podía estar viniendo. Decidió colgar.
__Ron, tengo que irme
__Está bien, pero…
__Adiós.
Rooney se quedó allí, plantada mirando el tubo del teléfono que sostenía con la mano. Lucy era una atolondrada, eso ya lo sabía. Pero se sentía rara. Se desconocía a sí misma por no haber tenido el valor de preguntarle a su amiga por qué había ido al despacho de su padre el último día que se vieron.
● ● ● ●
El día siguiente fueron corrientes de mareas buenas y malas. Y no es broma.
El hecho de que Lucy no estuviera, afectaba cada vez más a los chicos. Cada vez tenían menos que contar, menos ánimo. Y decir “los chicos” no están preciso, ya que al irse Lucy y Rosi sólo quedaban John, Trace, George y Rooney.
Aunque habría que admitir, que la falta de Rosi no les afectaba demasiado. Esta no era la “mejor” amiga de todos. Siempre estuvo detrás de los chicos, para hacer honor a la verdad. Estos jamás le dieron mucha atención, pero no porque no quisieran; esta a veces se ponía un tanto fastidiosa.
Esa mañana sus caras estaban serias, desganadas. Pero un rasgo de felicidad brotaba en alguna parte de ellos. Hoy era el día… Se sentaron todos juntos y apenas entró el profesor de diseño, parándose, lo saludaron. Luego se sentaron y comenzaron a sacar las cosas de sus bolsos.
__Esperen… hoy quisiera presentarles a alguien…
Rooney, Trace, George y John se miraron. No más sorpresas, por favor…
__Ella es de Los Ángeles y será su nueva compañera… denle una calurosa bienvenida a Amanda Douglas.
Se abrió la puerta y entró algo que dejó a todos los chicos con la boca abierta, a las chicas con caras de admiración y a Rooney indignada.
__Me pueden decir Amy, es mucho más cuttie __Decía la chica, una vez sentada en un banco.
Tenía anteojos de sol, que parecían de diseñador, y una flor en el pelo. Hasta el uniforme le quedaba bien. Rooney se hallaba con los chicos, desde la otra punta del aula. Por un momento se sintió bien, ya que sus amigos parecían ajenos a la pesadilla… pero no por mucho.
Al día siguiente, George había faltado, asique eran sólo tres. Ese día Amy llegó con aires triunfales, tirando su extraordinaria cantidad de bolsos e improvisando una falsa sonrisa (de dientes perfectos, hace falta aclarar) exclamó:
__¿Puede sentarme aquí?
Rooney estaba por contestar una sarta de imprudencias, pero al ver sus intenciones, Trace le tapó la boca a tiempo.
__Claro __Dijo lo más gentilmente posible.
La profesora seguía dando indicaciones, hasta que se fue por un momento a sacar unas fotocopias, no sin antes rogar a sus alumnos que hicieran silencio.
__Asique ustedes vinieron siempre a esta escuela…
__Sí….
__Ha, que bueno. Esta escuela sí que tiene categoría. La de “Elei” (L.A) era mucho mejor, pero no me quejo.
__Nosotros no nos fijamos en la calidad de la escuela a donde concurrimos. Sería mejor fijarse en la clase de persona que concurre a ella. __Soltó Rooney sin poder contenerse
Amy no debió de haber entendido, porque le sonrió.
Pero en los siguientes minutos se dedicó a molestar a John.
__ ¿Asique practicas baloncesto?
__Sí…
__ ¡Yo también hacía en mi antigua ciudad! Yo era súper-fan de los…
__Lakers
__ ¡Así es! ¡Presiento que vamos a ser super-BFFs! __Exclamó aferrándose al brazo del chico.
John miraba confundido a los chicos, pidiéndoles ayuda. Rooney miraba con odio a los dos. Trace quiso hacer algo, y torpemente empezó a inventar alguna pregunta en la marcha.
__Y… y, ¿Por qué…
__ ¡Tengo una súper-idea! ¿Por qué no salimos los cinco, ya que nos llevamos tan bien! __Lo interrumpió.
__ ¿¡Qué?! __Exclamó Rooney__ Eso estaría…
__Muy bien __La interrumpió Trace __Sí, estaría muy bien, cuando quieras…
__¿Nos disculpas un momento? __Dijo Rooney ensayando una de sus sonrisas más falsas y llevándose a Trace y a John consigo.
__¿¡Acaso se volvieron locos!? __Les susurraba Rooney
__Vamos Ron, es nueva.
__¿Y qué?
__Es una persona como tú. __Reaccionó bruscamente John.
__Ya lo sabía __Le contestó de la misma manera Rooney.
__Basta, no se pongan a pelear. Miren, digámosle que sí, total no perdemos nada. La conocemos bien y entonces si podremos juzgarla. ¿Qué opinan?
Los dos chicos dirigieron acusadoras miradas hacia Rooney.
__ ¡Por favor chicos! Hoy es el día, y no lo voy a desperdiciar.
__ ¿Cuál es el problema? La invitamos al shopping también a ella.
__Rooney, ya está. Di que sí.
La chica suspiró.
__De acuerdo. Pero que no esté cerca de mí. Me va a contagiar la “tontez”
__Vamos, o va a empezar a sospechar __Les dijo John.
Se acercaron. Se hallaba hablando con George.
__Emm… creo que podríamos salir hoy…
__¡Genial! ¿A dónde?
__Vamos al centro comercial. Ahí podemos comer algo.
__¡Ultra-chic! Me encanto __Repetía entusiasmadísima. En ese momento el timbre sonó.__ Nos vemos esta tarde.
Y la diva se fue, con aires de glamur y perfección, como si fuera una reina y tratando a todos como sus esclavos.
● ● ● ●
Lucy se hallaba en la cornisa del hotel, mirando el vacío. Estaba atardeciendo y no habían hecho nada en todo el día, ya que su padre no se sentía muy bien y prefirió quedarse en cama. Muchas cosas le batían la cabeza, no sabía cómo actuar frente a todo lo que le pasaba. No había tenido el valor de decírselo a Rooney ni a Trace, porque ni se lo repetía a ella misma. Su papá era sólo de ella, no era ni de Claudia ni de nadie más. No quería compartirlo, era lo único que tenía, su único pariente. Tenía muchos primos, pero todos se daban el lujo de ser insoportablemente pedantes. El día en que fueron los chicos a su casa, el último… sabía que fue mala con ellos… pero estaba muy mal. Esa día recordaba haber discutido en la oficina con su padre, porque se había enterado de algo que la indignó profundamente y destruyó todo el respeto y los pocos lazos que la unían a este: iba a tener un hermano. Su progenitor la llamó para aclararle algunos “puntos” acerca de su comportamiento de ahora en adelante. Así de simple, como si fuera una nueva mercadería.
De una cosa estaba segura; odiaba a Claudia y a ese hijo que tenía dentro.
Estaba aburrida. Por suerte, solo le quedaba un día de esas asquerosas “vacaciones”.
● ● ● ●
Trace y John decidieron ir a la casa de George, para que luego fueron los tres juntos al centro comercial. Rooney iría por su parte porque tenía cosas que hacer, según ella.
Eran las tres en punto, y tenían que estar allí a las cinco. Los chicos se hallaban en el cuarto de George, riendo. George estaba sentado en la computadora, y a su lado, John y Trace.
__Te digo que es verdad…
__No, y aunque lo fuera no vamos a hacerlo__ Repetía Trace__ George, son cosas privadas de Rooney. No podemos hackearla así como así…
__Vamos Trace… hay que vivir con riesgos…
__¡La saqué! __Gritó George, golpeando sus puños contra el escritorio.
Observaron por un rato la pantalla.
__Esto no tiene nada de interesante __Les dijo John con la vista fija en el monitor __A ver.. ¡Aprieta ahí! “Fotos”….
George hizo click, y una sarta de fotos apareció ante los ojos de los chicos. Apretó en una elegida al azar, y de repente, se desplegó en toda la pantalla una foto de Lucy y Rooney haciendo caras raras. Los chicos al principio se asustaron, luego se rieron. Siguieron viendo. Más risas.
__No puedo creerlo __Repetía George tentadísimo, mientras sus dos amigos se revolcaban de risa en el piso.
Cuando por fin se calmaron, George dijo:
__Hey… ¿Qué onda la chica “nueva”?
__ ¿Qué onda qué? __Trace no entendía.
__Y sí… ¿Qué vamos a hacer? Si la chica no sabe hablar de otra cosa que nos sea algo material…
__ ¿No será una hija perdida de Claudia…?
Rieron otra vez.
__Realmente, por más fuerte que esté la madrastra de Lucy no entiendo que tiene su papá en la cabeza para someterse a la tortura de aguantarla todos los días__ Rió John.
__Valientes los hay, mi amigo __Le dijo George __Para mí que en serio la nueva es la hija perdida de Claudia…
__Lo único que falta… Lucy con hermanos.
Rieron todos, menos Trace.
__ ¿Pasa algo? __Le preguntó John.
__Nada.
__Vamos, dinos.
__Déjalo salir hermano __Canturreó George.
__No, en serio, no es nada.
John y George se observaron con mirada cómplice al mismo tiempo. Luego de unos segundos, se abalanzaron sobre Trace.
__...Nos vas a decir…
__...O te vamos a matar…
__Quisiera ver eso…. __Decía Trace sofocado y casi sin voz.
__..Y vamos a cocinar tus sesos en….
__En la cocina __Ayudó John
__Y tu noviecita se va a quedar soltera…
__Viuda __Corrigió John.
__Eso… y…
__Bueno, está bien __Dijo finalmente Trace.
Sus amigos los soltaron, y el chico se recompuso sentándose sobre la cama, casi sin aliento.
__No estaban tan errados en eso de que Lucy va a tener hermanos __Soltó Trace entrecortándose con su agitada respiración.
Esta vez, John y George se miraron muy serios.
__¿Qué quieres decir…?
__Eso. Que Lucy va a tener un medio hermano.
John y George dirigieron sus miradas hacia Trace.
__Pero… eso no es lindo.
__Es horrible. Pobre Lucy __Lo interrumpió George.
__¿Y cómo te enteraste…?
__Me lo dijo ella, en la última carta que me envió…. No se las alcancé a mostrar, la recibí anoche. Rooney también lo sabe. Y esa fue la causa por la que se encerró en el despacho de su padre aquel día.
__Pobres almas en pena __Cantaba George en voz muy baja.
Y a su vez, en su cabeza, se formaba una nueva canción.
Pobres almas en pena,
Totalmente fuera del amor,
Pobres almas en pena,
Que buscan palabras de aliento en algún rincón,
Pobre almas en pena,
Yo nunca las pude comprender,
Sin embargo, a cargar su dolor las ayudaré.
Pobres almas en pena, que vagan por el mundo aceptando que su vida es miserable
Y que ya ni la muerte les queda por recorrer.
El ambiente se había roto. Los tres chicos permanecían sentados, mirando hacia abajo.
__¿Por qué Rooney odiará tanto a la nueva?
Solo quisiera que te crezcan alas, y algún día poder volar contigo.
El infinito abrazar como viejos conocidos
No señor, nadie va a volver a llorar,
No señor, nadie más.
__Porque Amy vino en reemplazo de William. Es el sistema de nuestro colegio. Se va uno, viene otro. Y Rooney eso lo sabe muy bien.
No insinúes nada.
No, nunca quise dejarte.
Eres mi joya preciosa pero hay cosas que ya ni más me importan.
Voy a remendar todo, eso espero.
Voy a remendar todo, mi niña, yo te lo prometo.
__ ¿Qué quieres decir…?
__ Rooney la odió antes de que llegara, y desde el momento en el que William murió. Rooney la odió antes de conocerla y la odiará después. No podemos hacer nada al respecto.
Pobres almas en pena, las que vagan por el mundo.
Pobres almas, nunca te cruces con ninguna.
Pobres almas, remedio ya no tienen.
Pobres almas en pena, que ya ni van ni vienen….

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