jueves, 14 de julio de 2011


1
“Dalo por hecho.”


Montreal, Canadá.
Rooney corría por la calle. Era de noche y la niebla apenas le permitía divisar sus All Star. Pero tenía que hacerlo rápido, ya eran las 20:30 y todavía no había hecho su tarea.
Se detuvo brevemente en una vidriera de antigüedades, y en su propio reflejo, pudo divisar el desastre que era su pelo en esos momentos “Y pensar que llevamos el peine a todos lados.. ¡A donde está cuando realmente lo necesitamos!” Arregló su peinado como pudo y siguió corriendo.
Supo que tenía que doblar al ver la publicidad del “Mejore su shampoo Anti-Caspa. Trescientos sesenta y cinco días sin caspa, COMPROBADO”. Recordaba las indicaciones de su amigo Trace.
Dos manzanas, tres casas más… y ahí estaba, frente a frente con la que parecía ser la casa de su amigo. Tocó timbre. Era un hogar pequeño, de dos pisos. Le llamó la atención que ningún perro ladrara ante el estridente sonido del timbre. Trace a veces le hablaba de su nuevo cachorro, al que todavía no sabían como nombrar. Claro que eran muy breves sus conversaciones con él. También debía charlar con los demás chicos del grupo... Además eran parte de los 4 que se conocían desde jardín… Rosalinda y George habían entrado en primer grado. Rooney se impacientaba ¿Sería esta la casa? ¿Las indicaciones de Trace habrán estado mal? Bueno, si no era la casa, podía salir corriendo. Había hecho cosas peores en su vida.
Pero, evidentemente era la casa. Lo constató cuando le atendió Roxy, la pequeña hermana de Trace, de piel negra caribe, igual que él.
__ ¡Hola! __Dijo la pequeña mientras masticaba una golosina.
__ ¡Hola..! Soy una amiga de tu hermano… ¿Está él?
__¿Sos la novia? __Le preguntó con los ojos bien abiertos.
Rooney se rió para sus adentros.. ¿¡Novia de Trace!? Eso sí que era gracioso.
__No, la novia de tu hermano es una rubia, mucho más quisquillosa que yo.
La pequeña ojos de sapo, los abrió más que nunca e intentó salir corriendo. Claro que no pudo llegar hasta la mitad de la sala, donde su hermano se asomó, la alzó y le hizo cosquillas. Las largas rastas de Trace tapaban la carita de Roxy. Luego la soltó y se acercó a la chica. Rooney estaba parada en el umbral y reaccionó. Se dio cuenta que ya eran las 8:45 ¡Se había distraído mucho!
__Trace.. yo no quería… decirle lo de Lucy…
_Algún día se iba a enterar __Dijo riendo pensativo.
Pero no era tiempo para esas filosofías.
__Trace, necesito las hojas.. sí, eso. Dámelas. Ahora. Ya
__Ron__ Dijo sonriendo con toda naturalidad__ ¿Por qué faltaste?
__Tenía que viajar… ¿Dieron mucho? ¿Alguna prueba? ¡No me digas que nos anunciaron alguna! Hay no…
__¿Qué prueba querés que nos tomen? __Dijo riendo relajadamente.
__Yo, yo nosé, pero, ya somos grandes, esto es la secundaria, ya sabes como es esta escuela…
__ ¡Ja, ja! ¡Pero si todavía ni terminamos el trimestre, Rooney! __Dijo riendo nuevamente. ¿Es que este chico nunca tenía preocupaciones?
__Tenés razón, perdón en serio, pero vos sabés… estoy muy estresada.
__Bueno, tranquila, vamos a entrar que yo te doy las cosas.
Entró a la casa de su amigo. No era muy grande, pero tenía muchos adornos y estantes. En la sala de estar habían hamacas paraguayas en vez de sillones, y cuadros de Bob Marley abundaban. En el comedor estaba su padre y su madre, ambos africanos.
Rooney saludó a los padres, quienes parecían estar igual de relajados y la recibieron con una sonrisa. Ya estaba saliendo de la casa, con las hojas de las materias dadas, cuando le dijo a Trace:
__Mañana te llevo las hojas…
__No importa, si se te hace más cómodo me las pasás otro día__Y la saludó con la mano y una sonrisa.
Definitivamente, este chico no tenía nunca ninguna preocupación. Pero en ese momento era ella la que tenía que preocuparse. No por sus papás, claro. Ellos trabajaban y llegaban a las nueve y media. Si no por copiar todo y hacer toda la tarea.
Llegó a su casa, y estaba Lisa, la mucama y niñera. Su hermano, Lucas, volvía a las nueve. Se había quedado en el club con sus amigos de básquet. Comió, hizo la tarea y se quedó dormida sobre las hojas.
● ● ● ●
__Arriba, mi linda __Fue lo que la despertó. Su padre frotándole la cabeza con la mano, y en la otra tenía una taza de café.
Se sobresaltó y se dio cuenta que se había quedado dormida sobre la mesa de la cocina. Le dijo que sí a su papá, y corrió a darse una ducha. Desayunó y a las 8:45 ya estaba en la puerta de la escuela. Entraban a las nueve. Poco tiempo para copiar la tarea.
Corrió al aula. Sus compañeros estaban hablando en grupos, y por supuesto, el suyo, estaba detrás de todo. Trace, Lucy, George, Rosi y John. Estaban discutiendo sobre algún tema, cuando Rooney, despeinad y tirando la mochila les dijo:
__Tarea.
Enseguida todos sus amigos le extendieron las carpetas. George la ayudaba con las cuentas y Lucy copiaba un pedazo por ella.
Lucy, era la hija del intendente. Era rubia, rubia desde que tenían memoria. Muy quejona y con unos ojos tremendamente celestes. Era delgada y frágil. Era muy linda. Pero inaguantablemente quisquillosa y caprichosa, pues sus padres siempre la consentían en todo. Aunque en los últimos años, había cambiado y los chicos la querían de todos modos. Era novia de Trace. Todos se enteraron a principios de ese año y la noticia fue muy sorpresiva para el curso, que conocía las distintas personalidades de cada uno y la verdad que no eran para nada iguales.
Trace era muy relajado y alegre. Era africano, irresistiblemente jamaiquino. Siempre daba buenos consejos y tenía una buena onda contagiosa. Su uniforme con corbata y la infaltable camisa afuera, era casi tan desalineado como sus rastas.
George era músico. No tenía una banda, pero era muy enamoradizo y componía canciones. Era muy tímido, también.
Rosi practicaba todo tipo de deportes, era muy habilidosa. Era hasta más fuerte que algunos de sus compañeros hombres.
En cuanto a John, tuvo muchas novias. Le gustaban todos los deportes, y conquistaba a quien se le antojaba. Todo chica del curso moría por él. Pero todo su corazón lo ocupaba Rooney. Eso ella aún no lo sabía.
Y Rooney… Era muy responsable y aplicada. Siempre la más ubicada y adecuada del grupo. Pero también se ponía muy nerviosa cuando algo no salía de acuerdo a lo planeado.
Ese día tenían a la primera hora castellano. Tocó el timbre y entró la profesora Carla. Esta era la más odiada, y la menos temida, ya que era la más vieja y decrépita.
En esa mañana ocurrieron tres sucesos graciosos. El primero fue que apenas se sentó la profesora, Lucy pisó arriba de la mochila de Rooney y se cayó al piso. La profesora pedía a gritos que alguien la ayude por si se había accidentado, sus compañeros miraban asustados la escena y ellos contenían la risa mientras “intentaban” ayudar a su amiga.
Segundo. Alguien activó falsamente la alarma de incendio. Estaban en la parte llamada “sedante” por John, debido a que todos se dormían: la lectura. Shakespeare era relajante. Y demasiado, conociendo a John, que en esta “sección” de la clase, diariamente tenía que ser despertado por lo menos cinco veces por sus amigos.
Ese día la lectura se había puesto pesada. Se notaba que detrás de los anteojos de la profesora, a veces cerraba los ojos, y apoyaba su cabeza en su mano.
La única atenta, o que por lo menos fingía serlo era Rooney. Y eso que estaba peinándole el pelo a Lucy, que estaba sentada adelante.
Por eso, cuando sonó la alarma, se sobresaltaron todos. Más que todos, la vieja profesora, que salió corriendo, agitando los brazos y gritando sin cesar “¡FUEGO!, ¡FUEGO!”. Pero cuando salieron a la calle, lo único que encontraron fue al director sonriéndoles y explicándoles que solo era un simulacro, y que seguramente el celador había olvidado avisarles.
Fatigados, todos volvieron al aula, pero no alcanzaron a sentarse que el timbre de descanso ya había tocado.
Más tarde, tuvieron geometría, aritmética y física. Salieron de la escuela a las 1:30. Era el día en el que salían más temprano.
Se fueron todos, pero Lucy se quedó ahí. Le había dicho a su papá que lo venía a buscar James, el mayordomo, y a este, que su papá la recogía. Quería volver caminando. Quería ver que se sentía volver como muchos de sus compañeros. Muchas veces lo había hecho, sin que se enterase su papá, claro. Si no estaba muerta.
Vino el papá de Trace en su camioneta, con la madre y su hermanita. Todos sonreían. Seguro lo estaban esperando. “Se habrá quedado copiando. Típico de él” Pensó. Todos seguían sonriendo.
Lucy contemplaba la escena desde la puerta del colegio. Envidiaba con todo su corazón a esa familia ¿Por qué su papá nunca la podía abrazar así? ¿Por qué siempre la conformaba comprándole cosas y no con cariño? ¿Por qué tenía que ser todo así? Después de todo, ella no pedía mucho. Todas las chicas del colegio la envidiaban, pero eso no era una vida, era una farsa. Su mamá murió cuando ella tenía 4 años, pero aún así lo único que hacía esta era estar en el spa, hablando con sus amigas o en el gimnasio. Su papá estaba trabajando de las cinco de la mañana a las 12 de la noche. Y las memorias venían. Muchas veces, de pequeña, lo había esperado en la puerta de su casa hasta que llegara. Recordaba que sus ojitos se cerraban, pero los mantenía abiertos con una fuerza sobrenatural. El entusiasmo de ver a su papá la obligaba a forzar sus pequeños párpados. Y por fin, su papá aparecía. Y desaparecía. Estaba muy cansado como para abrazar a su hija.
Apretó los labios y lágrimas rodaron por sus mejillas. Y se fue corriendo.
Agarró la foto de su mamá. La llevaba siempre, aunque no le cayera muy bien.
__Dalo por hecho __Guardó la imagen, y continuó corriendo.
Se dio vuelta, y no podía creer lo que estaba viendo. Un señor vendía unas cadenitas muy hermosas. Un tenía grabada en sí: SÓLO CREO EN MÍ MISMO. Recordó que eso era lo que Trace le decía siempre. La quiso comprar. Hacía tanto que no preguntaba el precio de algo… ¿Se seguiría diciendo de la misma forma..?
__ ¿Señor… c-cuánto le doy por esto? __Le salió al fin.
__ ¿Te referís a cuánto sale? __Preguntó el joven vendedor.
__Sí eso…
__Para vos, un beso.
Lucy rió. Al menos tenía humor.
__Ahora hablemos en serio, quiero llevarlo…
__Es que enserio sale eso.
Ahora sí se quedó helada. No, no iba a besar a ese baboso. Pero pensó en la cara de su novio, al vérselo colgado.. Tal vez un rápido beso…
Lo besó rápido y se fue, contenta, dejando a Trace estupefacto, contemplando le escena desde su auto.

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