jueves, 14 de julio de 2011

2
“Mira a tu derecha.”

Los chicos estaban más que aburridos. Llovía mucho, y el día no daba para otra cosa más que para dormir. Estaban tirados en el living de la casa de John, uno arriba de otro. Y lo peor, era que Lucy no había venido. Atendió su mayordomo, y decía que no se sentía muy bien. Hacía tres días que su amiga no iba a la escuela.
Rooney se apoyaba en el hombro de Trace y se miraba un mechón de pelo con detenimiento. No podían dejar que pase eso. No, no podían. No sabían muy bien por qué Lucy no se sentía “muy bien”. ¿Le habrían hecho ellos algo malo?
__ ¿Y si solamente está enferma? __Aporto George que estaba viendo fijamente el techo.
__ Debe ser eso __Comentó Rosi.
Silencio.
__Yo creo que no __Dijo Rooney. Estaba esperando que Trace dijera algo, el siempre tenía esa palabra justa, la sabia reflexión. Pero su amigo no dijo nada.
Estaba dolido, se sentía mal. Su mente estaba en cortocircuito, y su corazón roto en mil pedazos. ¿Por qué había visto a Lucy correr llorando de la escuela? ¿Qué era no sentirse “muy bien”? ¿Qué hacía besando a otros? Quizás no era ella. Sí, lo era, la podría reconocer de acá a mil kilómetros. No le había dicho nada. Lucy no era así. Siempre se sentaban a hablar. Hablaban todo. Descubrió lo profunda que era ella. Por eso habían decidido ser novios.
Sus amigos lo notaron. Y muchas veces lo quisieron ayudar, pero no sabían cómo. Rooney se acercaba a veces, e intentaba buscar la palabra justa, pero no le salía. Y se iba.
Trace caminaba a su casa mirando el piso. Su mente era como una película. Escenas se le cruzaban. El y Lucy, desde materno hasta hoy, cuando tuvieron que hacer un obra de primer grado, cuando se fueron de vacaciones juntos, hablando, riendo, dándose su primer beso hacía tres años (cuando tenían trece). Un impulso lo guió hasta la casa de ella. Y casi sin darse cuenta, tocó timbre, sin pensarlo. Se arrepintió. Se estaba imaginando a Lucy enojada con él, con el chico que hoy estaba besando. O peor, que le atendiera su papá.
Y fue Lucy en persona, la que lo recibió. No lo dejó ni hablar, que ya lo estaba abrazando muy fuerte. Tenía su pelo rubio suave, como siempre. Y podía sentir su respiración. El mundo seguía, pero para ellos ya se había detenido hace rato.
● ● ● ●
El período escolar del día siguiente se desarrolló con normalidad. Los chicos no sabían que le pasaba a Lucy, pero sabían que estaba mucho mejor. Es más, era como si nada hubiera pasado. Se reía como siempre lo hacía. Trace tampoco sabía. Con abrazarla le había bastado. Significó más que mil palabras. Ahora todo estaba bien.
Volvieron del descanso, y fueron al aula de arte. La profesora estaba chiflada y les hablaba de grandes pintores.
Les dio la consigna rápido, lo que los chicos agradecieron, ya que no querían despertar a su amigo John que comenzaba a dormirse de nuevo. Tenían que hacer una pintura. No sabían muy bien de qué, porque para su desgracia nadie había escuchado las instrucciones.
John fue el primero en tomar la pintura. Quiso dibujar un caballo. Rooney se rió, porque parecía más una macha marrón “sin forma de nada”. Le sacó el acrílico de la mano a su amigo, pero este se resistió. Se reían y forcejeaban. Ellos estaban en un mundo paralelo.
George pintaba un paisaje. Mientras, le contaba a Lucy que alguna vez lo había soñado, y quedó en su memoria. Lucy lo miraba sorprendida y escuchaba con atención su relato.
Trace quería pintar algo, pero no sabía qué. Miró de reojo a Lucy, y le sonrió. Esta le devolvió el gesto.
¿Y Rosi? No estaba, nadie sabía a dónde se había ido. Era muy misteriosa.
La pelea entre John y Rooney provocó que el acrílico volara por las aires, y cayó en el uniforme de Lucy. Mortal. Lo peor que le podían hacer… mancharle su ropa. Los miró con odio. Pero hizo algo que sorprendió a todos. En vez de enojarse y dirigir palabras hirientes, como siempre hacía, tomó un pote entero de tintura y se los arrojó.
En unos minutos, la mesa de los cinco, se convirtió en una batalla naval de pinceles y pinturas. John usaba de escudo su papel, pero Rooney se lo sacó y le tiró pintura roja en la cara.
La diversión se acabó cuando llegó la profesora, que al oír gritos bajó para darles el mayor castigo de su vida, y recibió por respuesta un pote de pintura.
Llamó al director, a la vice directora y a todo el cuerpo docente.
Como primera medida, les ordenaron ir a la dirección, INME-DIATA-MENTE.
Fueron un poco riéndose, y con un poco de miedo, más que todo.
__Pasen __Le dijo el director.
Entraron.
El director estaba en su escritorio, y parada a su lado, la profesora con el pelo rojo de pintura. Miraba con odio a los chicos, y estos contenían la risa. El directo fue el que comenzó;
__A ver, chicos… quisiera ser frontal con ustedes ¿Por qué ustedes siempre nos dieron trabajo? Sus compañeros nunca generaron problemas, su curso tiene una conducta intachable… ¿Y ustedes? Siempre haciendo cosas que no se deben hacer, siempre juntos dedicándose a hacer cosas incorrectas. Me gustaría desde ya, hablar con los padres de cada uno. Pero primero… lo primero. Quisiera preguntarles algo. Espero que sean sinceros. ¿Quién empezó con todo esto de tirar pintura?
Se callaron. Nadie pensaba delatar a nadie, todos habían empezado.
__Alumnos, por una cuestión de respeto hacia mí, y también a su profesora, quisiera que nos digan…
__¡¿Respeto dice usted?! __Chilló la profesora.__ Si no les enseñan nada en la casa, nadie les presta atención… son el grupito de los rezagados sociales. Siempre se salen con la suya. Pero por suerte, no esta vez… porque yo sé quién empezó, señor director. Sólo déjeme pensar __ La chiflada se regocijaba en su mentira, o no mentira, no sabían si los había visto. A quien la profesora primero vio tirando pintura era a Lucy. Aunque también la vio forcejeando a Rooney.
__Creo que tengo una idea, señorita __Dijo el director cansado __ Sugiero desde ya, que los chicos van a tener que confesar quién fue. Es la manera más simple de resolver las cosas y la más justa. Por una entrevista individual, si así lo prefiere.
Y así comenzó el interrogatorio. Primero los hombres, por supuesto.
George: Dijo que él estaba centrado en su pintura, le dijo que había soñado con ese paisaje y le gustaba mucho. ¿En cuanto a la guerra? Dijo que no había visto quién había tirado pintura primero, porque estaba muy concentrado recordando su sueño.
Trace: Simplemente dijo que no quería hacerles daño a sus amigos, y no iba a decir nada.
John: Confesó que se había peleado con Rooney por quién usaba primero la pintura. Pero lo demás, no sabía nada.
Luego las chicas.
Lucy: Le asustaban los interrogatorios, la ponían nerviosa. Por eso entró, y se puso a llorar como nunca. El director la calmó, le dio un vaso de agua y la hiso sentar en una silla.
Rooney: También le asustaban los interrogatorios, pero porque era muy cumplidora. Tenía miedo de que la sancionen, o peor, la expulsen. Dijo la misma versión que dijo John, o al menos, intentó concordar.
Cuando salió Rooney, la última interrogada, se sentó en el pasillo. Vio a sus amigos. Estaban abatidos, sentados mirando el suelo. John estaba parado. Trace abrazaba a Lucy, que con un vaso de agua en la mano, sollozaba de vez en cuando. Sus amigos de la infancia, que siempre parecían estar contentos, pase lo que pase parecían salido de otro cuento. Estaban sentenciados, condenados. Ella no podía dejar que pase eso. No, no podía. No los iba a condenar. Tenía que salvarlos. Ella había empezado todo esto, y ella lo iba a remediar. En un golpe de euforia, casi como un impulso, se paró de un salto y abrió las puertas de la dirección con todas sus fuerzas. Y con toda naturalidad, le dijo al director;
__Fui YO.
La profesora de plástica, el mismísimo director, y hasta sus amigos desde el pasillo, quedaron con la boca abierta.
En ese momento, John se levantó, y dijo detrás de Rooney;
__No, director, ella lo hace para encubrirme. Fui yo.
El director no hablaba. Estaba muy sorprendido como articular palabra.
__Ellos no fueron director, fui yo __Dijo Trace
Pero no hacía falta, ya que a los dos segundos, los cinco, estaban encima del escritorio del director confesando su culpabilidad.
__¡Basta! ¡Alumnos! ¡Quiero disciplina! __Gritaba el director golpeando, entre los barullos, su puño contra el escritorio.
Pero todos seguían gritando.
La profesora de arte salió en su defensa, gritando a todo pulmón:
__¡¡¡¡¡SILENCIO!!!!!
Los chicos hubieran jurado que ese
__Bueno, ahora, hacer, hacer Qué vamos a hacer, castigo, no qué hacer, cómo hacer, pintura, hacer, chicos, artes..
Creyeron que la profesora estaba enloqueciendo. El director se alarmó, y la interrumpió:
__Señora.. ¿Se encuentra bien?
__¡¡¡FUERA TODOS!!! ¡¡FUERA INMUNDOS, TODOS, AFUERA DE LA DIRECCIÓN, FUERA DE MI VISTA Y MI VIDA!!!
Salieron de la dirección encimados unos con otros, sin dejar de mirar a la mujer.
__Chicos __Les dijo el director una vez afuera__ Yo…
__¡¡CORRAN!! ¡¡CORRAN TODOS ANTES DE QUE LOS ASESINE!! __Chilló la profesora asomándose por la puerta. No terminó de decirlo que ya todos corrían por el pasillo. Ellos, y el director.
Estaban a más de 50 casilleros de distancia, y todavía se escuchaban los gritos de la profesora.
__Chicos, vallan inmediatamente a su aula, y avísenle a su profesora que tenemos una emergencia, y que vallan todos los maestros la cafetería. A esta hora deben tener historia, asique corran. Pero quiero que sepan que esto no va a terminar así, luego seguiremos hablando del tema, como corresponde.
Los chicos se quedaron ahí, estupefactos, observando como el director se retiraba corriendo. Muertos de la risa, fueron caminado lentamente, tratando de hablar sobre todo lo que había pasado. Llegaron al aula y todas las miradas estaban centradas en ellos. Es que no era algo habitual llegar al aula dos horas más tarde, transpirado, sucio de pintura y en el caso de las chicas, con los peinados hechos cualquier cosa. No repararon en ello y fueron directamente al escritorio de la profesora, contándole lo sucedido (amontonados, los cinco, como siempre). Esta fue corriendo a donde los chicos el habían indicado que era la reunión y les ordenó a los chicos, que inmediatamente se vallan a lavar y regresen al aula.
En el baño, comentaban;
__Esta vez, nos salvamos _Suspiró Rooney.
__Sí, todavía no entiendo como tenemos tanta suerte __Reía George.
__Esa profesora, sabía que estaba demente, siempre lo supe y apuesto que ustedes también, muy en el fondo__ Reprochaba entusiasmado John.
Ahí rieron todos, y siguieron hablando de los momentos vividos. Lucy no habló. Se la veía pensando en algo. De repente, los interrumpió diciendo:
__Estaba pensando… ¿Alguien vio a Rosi?
Nadie habló. Todos negaron con la cabeza.
__Vamos, yo ya terminé __Dijo George haciendo caso omiso a la pregunta formulada por su amiga.
__¿Vamos? __Le dijo Trace a Lucy tomándola de la muñeca.
__Adelántense ustedes… yo necesito ir al baño.
__Como quieras. Nos vemos __Le dijo sonriendo.

Fueron al aula, donde todo el curso hablaba eufórico sobre lo sucedido. Y por supuesto, apenas entraron al curso todos se les abalanzaron. En fin, la hora de historia terminó siendo una hora libre, como siempre que había una emergencia. Eso era lo bueno de las emergencias.
Lo que les llamó la atención, fue que Lucy no apareció. No se animaban a hablar, por miedo a entrar en otro problema. Pero nadie podía calmar a Trace, que estaba a punto de confesar. Suerte que dos horas después, Lucy apareció por la puerta y nada más ni nada menos que en la mitad de la hora de geometría.
__¿Señorita? ¿A dónde estaba? __Preguntó el profesor Smithenns, que se había quedado con la tiza apoyada en el pizarrón, dejando un cubo a medio trazar, y con un libro en la otra mano.
__Yo… fui en el descanso al baño y no me di cuenta que sonó el timbre. Perdón…
__Perdón nada. Su cuaderno. Ya.
Se lo dio y se abalanzó a su banco dando un suspiro.
El profesor, dejó el cuaderno en el escritorio, y cortando con su explicación dijo a los alumnos;
__Como bien saben, la geometría se piensa, se razona y se pone en práctica. Asique los invito a ponerla en práctica dándoles una tarea para el lunes. Tendrán que cumplir una consigna por grupos.
Ni bien lo dijo, los cinco (misteriosamente, Rosi todavía no había aparecido) ya se estaban agarrando de los brazos, mirándose los unos a otros, insinuándose que querían estar juntos.
El profesor se puso a contar a los alumnos.
__Algún grupo va a tener que integrar a nuestro nuevo compañero, William.
Habían olvidado al chico que había entrado a la escuela esa mañana. Mientras ellos estaban en su ‘inconveniente’ de artes.
__Y bien, ¿Quién integra a William?
Nadie dijo nada. El chico era de melena rojiza hasta la nuca. Y muchas, muchas pecas. Había cierta desilusión en su cara, pero miraba al piso.
__En el grupo que estén cinco personas, debe ir él. Los grupos eran de a seis ¿Qué grupo tiene cinco integrantes?
Todos sus compañeros los miraron.
__¿Ustedes son cinco?
__Sí, pero falta una alumna señor… __Dijo John
__No importa, no importa, se verá después. Valla señor Stelrock. Ha, ustedes no estaba cuando él llegó, ¿Cierto? El director ya nos contó a los maestros lo sucedido. Muy bien chicos, este es William Stelrock. Sean buenos con él
Volvió a su escritorio y dijo:
__Deberán demostrarme cómo la geometría afecta en su vida diaria. Pueden confeccionar láminas, presentaciones, o incluso traer a clase algo que sustente sus teorías. Tienen que hacer un informe y no me obliguen a tener que repetirles que se debe entregar el lunes, sin falta, y deben saberlo de memoria para comentármelo aquí, en mi clase. ¿Preguntas?
Ninguna mano se alzó.
__Bien. Ahora les doy unos minutos para guardar sus cosas, ya sonará la campana.
Todos empezaron a guardar y a charlar.
__ ¡Hey! __Le dijo Rooney a Lucy, tirándola del brazo mientras esta guardaba las carpetas en su bolso__ ¿Qué pasó que tardaste? ¿En el baño hay un agujero negro, acaso?
Trace, sentado delante de ellas, rió por lo bajo.
__Luego te llamo Ron. No quiero comentarlo precisamente.
Rooney abrió la boca para contestarle, pero tocó el timbre. Y todos salieron como una manada de lobos.
En ese momento, cuando todos salieron despedidos del aula tal manada de lobos, John encontró la lapicera de Rooney tirada por el suelo. La juntó. Se lo mencionaría más tarde, cuando hablaran por teléfono para organizar cómo harían el trabajo de geometría.






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